Zeno Effect

En 2018 fueron asesinadas 51 mujeres. Aunque es una de las cifras más bajas desde que comenzó el recuento oficial de víctimas de violencia de género esta infame cifra, la cara visible, esconde otras víctimas que, muy a menudo, pasan desapercibidas, así como otros obstáculos que dificultan la situación de todas estas mujeres. Existen también asesinadas por razón de género y sexo, aunque no exista relación con el asesino, violencia económica, psicológica, sexual y numerosas herramientas de control y represión perfectamente instauradas en esta sociedad patriarcal.
Este cortometraje pretende visibilizar algunos de los aspectos que no se muestran en películas e informativos. Tras la paliza (la sangre siempre es muy vistosa) y la denuncia (si es que se llega a este punto) hay todo un proceso físico, psicológico, institucional y burocrático al que las víctimas han de enfrentarse.
Otro tipo de violencia a la que no se le da la importancia que merece es la invisibilización de las mujeres. Lo que no se nombra no existe y el silencio cae como una losa en numerosos ámbitos y durante siglos de historia.
En el mundo cinematográfico, y esto sería extensible a casi la totalidad de sectores profesionales, económicos y sociales, el rastro que dejan las mujeres es mínimo o inexistente, especialmente si hablamos de profesiones más técnicas o puestos de poder. Nuestra pequeña aportación contra esta violencia que nos oculta ha sido un cortometraje cuya principal premisa fue que el equipo estuviera compuesto en su totalidad, o casi, por mujeres. Esta ha sido nuestra pequeña prueba de fuego. Cansadas de escuchar que no hay mujeres que realicen determinadas tareas nos propusimos crear y organizar un equipo con el mayor número posible de ellas. Y sí, sí que las hay. Y sí, son profesionales, creativas, madres, emprendedoras, críticas, independientes, artistas, implicadas y luchadoras.