STAY STILL
Hilton is the gravedigger of an illegal cemetery, there's a sign in front of his house "Grave hole digging service" Hilda and Cristina cross the cemetery, they have been told that a settlement will begin nearby. They are young and want to have their own home. Hilton watches with concern as the settlement begins to form. If they invade, he will not have space to continue digging graves. The settlement and the cemetery are close, and the dead seem to have achieved what they desire: a home.
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Joanna LombardiDirector
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Joanna LombardiWriter
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Enid "Pinky" CamposProducer
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Hilton GratellyKey Cast
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María Cristina PérezKey Cast
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Hilda CuroKey Cast
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María Roxana CabreraKey Cast
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Melvin QuijadaKey Cast
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Project Title (Original Language):QUÉDATE QUIETO
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Project Type:Feature
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Runtime:1 hour 11 minutes 57 seconds
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Completion Date:October 31, 2023
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Country of Origin:Peru
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Country of Filming:Peru
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Language:Spanish
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Shooting Format:Digital
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Aspect Ratio:1.85
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Film Color:Color
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First-time Filmmaker:No
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Student Project:No
Distribution Information
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LATIN QUARTER DistributionSales AgentCountry: NetherlandsRights: All Rights
Joanna Lombardi, Directora, showrunner, productora ejecutiva. Como directora, en 2012 estrenó Casadentro que ganó el Zenit de Oro en el Festival de Cine de Montreal y Premio FIPRESCI de la Crítica Internacional. En el 2015 estrenó su segunda película Solos en el Festival de Cine de Rotterdam y compitió en el Festival de Cine de Moscú, Isola, Sao Paulo, Río de Janeiro, entre otros. En 2017, dirigió su primera película por encargo Soltera Codiciada que fue un éxito de taquilla y se convirtió en la primera película peruana adquirida por Netflix como Original. En el 2023 dirigió Soltera Codiciada 2 como original de Netflix worldwide. Su última película Quédate Quieto participó del foro de coproducción de San Sebastián en el 2021.
Hace unos veinte años Nancy trabajaba en casa de mi madre “camadentro”, eso significa que tenía un cuarto en nuestra casa y que se quedaba a dormir todos los días. Los domingos se iba temprano y regresaba los lunes. Vivía con nosotros. Me acuerdo muy bien de que un día nos dijo que ya no se iba a poder quedar a dormir porque iba a invadir un terreno. Nancy me explicó que para lograr tener el título de un terreno, tenías que ocupar el espacio día y noche. Que si lo dejabas solo, aunque sea por unas horas, venía alguien y te lo quitaba. Me acuerdo que en ese momento no terminé de entender a qué se refería con eso de “no poder moverse”. ¿Cómo podías estar en un lugar sin moverte? ¿cómo trabajabas? ¿cómo comprabas comida?
No vimos a Nancy por un buen tiempo y cuando volvió a nuestra casa para trabajar, empezó a ir solo por el día. Ya nunca se quedó a dormir con nosotros.
Muchos años después vi a Nancy, recordé la historia y sentí la necesidad de investigar y de trabajar una película sobre las invasiones. La idea de un personaje obligado a proteger su tierra sin poder moverse, me interesaba mucho. Empecé una investigación más profunda y me dediqué a hacer entrevistas en Pachacutec, una de las invasiones más grandes de Lima, al norte de la ciudad. En una de mis visitas apareció un cementerio ilegal que se abría paso entre los cerros y muy cerca de ahí, una casa con un letrero “Se hace hueco/tumba” me llevaría a conocer a Hilton. Uno de los protagonistas de esta historia.
“No necesitas certificado de defunción para sepultar al finado. Tampoco hay nadie de la municipalidad, vienes nomás y entierras a tu difunto. Si quieres puedes contratar al enterrador que vive aquí nomás, por donde viniste. ¿No has visto? En su casa hay un letrero que dice: SE HACE HUECO TUMBA”.
Estuve dos años entrevistando a Hilton y descubriendo a un personaje fascinante. Un hombre que no le tenía miedo a la muerte, un invasor que no solo se sentía dueño de su espacio, si no que se hacía llamar Fundador. Me acuerdo de que un día caminamos por el cementerio y me quedé petrificada. Era una imagen muy fuerte porque el celeste de la tumbas era el mismo celeste que se veía en el fondo, en las nuevas invasiones. En ese momento pensé en Nancy y en el no movimiento y en cómo los muertos ahí enterrados habían conseguido lo que Nancy tanto quería: Un lugar, un terreno, un hogar.
Mi idea original era encontrar a una mujer joven en Pachacutec que hubiera tenido la misma experiencia que Nancy y así poder contar una historia en donde las vidas de Hilton y una nueva invasora se cruzasen. Para Hilton los invasores eran un peligro porque si se acercaban mucho al cementerio, le quitaban espacio para seguir cavando sus tumbas. El invasor que no quería que lo invadan.
Estuve más de dos años buscando a esta mujer que fuera mi “Nancy” y no la encontré. Un día recordé que Nancy tenía una hija pequeña, que ahora debía tener unos veinticinco años. Quizá podía convencerla de formar parte de la película, ella debía tener recuerdos infantiles de la época en que su madre invadió su terreno. Me costó contactarme con ella pero finalmente logré entrevistarla. María Cristina, la hija de Nancy, me contó algo que nunca me hubiera esperado: ella misma estaba invadiendo un terreno. Por eso no podía reunirse conmigo, no podía moverse de donde estaba. Habían pasado tantos años y Maria Cristina estaba pasando por la misma experiencia por la que había pasado su madre. Al poco tiempo la invasión en la que estaba fue desalojada. La policía entró violentamente y sacó a todas las personas que estaban intentando conseguir dónde vivir. No tuvo la suerte que tuvo su madre. Maria Cristina me dijo que estaba libre y que si todavía podía estar en la película. Ella y su amiga Hilda, compañera de invasión, tenían muchas ganas de contar su experiencia. La historia apareció y solo me quedaba contarla. A medida que iba avanzando con el argumento y la escaleta de las escenas, a medida que conversaba con Hilton y con Hilda y Maria Cristina sentía que la historia se iba a contar mejor como una ficción. La idea de no saber exactamente si lo que estaba pasando había pasado de esa manera, la idea de no tener claro si los protagonistas eran actores o si eran ellos mismos. Esta confusión, esta neblina como soporte de un relato más profundo, que no solo habla de Hilton o de Maria Cristina o de Hilda, que habla de una ciudad entera.
Un pequeño contexto histórico de las invasiones
Hace muchos años que las invasiones se convirtieron en el modo normal de crecimiento de las ciudades grandes del Perú. En 1961 cobijaban al 17% de la población de la capital y en el 2007 el 48% de los limeños vivían en una invasión. ¿Por qué ha sucedido esto en un país que entre 1990 y el 2010 ha mantenido cifras macroeconómicas positivas, con crecimientos sostenidos de PBI anuales, con disminución visible de la pobreza? Pues la clase política peruana decidió no ver a las invasiones como un problema, si no más bien como una solución al problema de la vivienda, que se reproducía sola. En 1990 el estado neoliberal abandonó toda pretensión de planificación urbana, las barriadas simplemente empezaron a crecer exponencialmente. Los gobiernos decidieron no hacerse cargo del problema y prefirieron mirar para otro lado.